1. 593 Kilómetros…
593 kilómetros son los que separan mi hogar de la Universidad. Sí, mi aventura comienza con un viaje de 593 kilómetros para poder estudiar lo que siempre he querido.
Mi nombre es Pepe Rodríguez, nací en Sevilla hace casi 29 años y nunca pensé que conocería Valladolid porque estudiaría allí. Digo allí porque las cosas en la vida nunca son como nos la imaginamos y actualmente estoy, a 593 kilómetros, en Sevilla aunque estudio en Valladolid.
La verdad es que si hay algo que siempre detecté en mi adolescencia era que me dijeran que se me daba bien eso de enseñar a compañeros, las exposiciones en clase, el hablar en público,... que se notaba que era hijo del director. Esa etapa en la que no quería ni por asomo parecerme a mi padre pero ha resultado que finalmente sigo sus pasos.
Cuando empecé a estudiar por primera vez la formación reglada, acudí al colegio Aeropuerto III o más conocido como "Aeropuerto III, aterriza como puedas", más tarde se le puso el nombre de CEIP Isbilya (Sevilla en árabe) Y es que cuando llegamos al barrio donde vivo (Si, sigo viviendo en ese barrio que tanto he odiado siempre por estar a las afueras. Pero bueno, eso es otra historia..), las cabras y ovejas pastaban en los escampados frente a casa, y no había recursos para poder escolarizar cerca de casa a tus hijos.
Mis padres, padres de 5 hijos entonces, luego se convirtieron en 6, experimentaron lo que acabó siendo "aterriza como puedas". Tres hijos en el Colegio Público Aeropuerto III, y dos hijos en el Colegio Concertado Antonio Machado. Ya os podéis imaginar el jaleo que era tener a tus hijos en dos colegios diferente ubicados lejos el uno del otro. Pero por su puesto lo que más sufrieron, fue la diferencia entre un colegio público que no podía abarcar a todos los niños que llegaban al barrio (yo empecé estudiando en una clase prefabricada en el patio del colegio) y un nuevo colegio concertado con horario partido, recursos igual de novedosos que caros para las familias y con continuas derramas para terminar de mejorarlo...
25 años después, afortunadamente fueron creciendo las infraestructuras junto a la construcción de viviendas y ya tenemos 26 colegios para poder abarcar a una población de más de 150.000 habitantes que tiene el Distrito Este de Sevilla.
Tras mi paso por el CEIP Isbiliya llegó la hora de pasar al instituto. Todos mis compañeros que me habían acompañado durante 8 años de educación infantil y primaria eligieron acudir al centro que tenía conveniado con el colegio para continuar los estudios secundarios, menos yo. Mi padre jefe de estudios en aquel entonces, más tarde director, prefería tener a su quinto hijo en el mismo centro donde estudiaban sus hermanos, un centro con mejor fama y el centro donde el trabajaba. Así pudo controlar los estudios de su hijo durante las edades más complicadas de su adolescencia.
6 años después estudié en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla el Grado en Trabajo Social, donde más tarde estudiaría un master en dirección de recursos humanos buscando una vía de escape a la complicada carrera laboral en el ámbito social.
Después de dar los primeros pasos en el ámbito social trabajando en una gran entidad social, descubrí que lo que me gustaba de mi trabajo era la formación de voluntarios y participantes de proyectos de personas en riesgo de exclusión. Mi mundo era el de la enseñanza.
Probé sin suerte durante cuatro años, poder estudiar el master de profesorado en alguna de las universidades cercanas a mi domicilio, pero las pocas opciones de universidades con mi especialidad junto con la alta demanda, hicieron que no haya conseguido plaza en ninguna convocatoria.
Primavera de 2022, vuelven a salir las convocatorias de las universidades, situación de desempleo, este es mi año, tengo que estudiar el master de profesorado sea donde sea, comienzo a buscar por toda España las convocatorias de mi especialidad en todas las universidades y lanzo la preinscripción en todas ellas.
21 de julio de 2022, salta en mi bandeja de entra un correo electrónico. He sido admitido en el master de profesorado en la universidad de Valladolid… A 593 kilómetros estaba yo en mi oficina trabajando, trabajo que tras meses de desesperanza había conseguido y había sido admitido en los estudios que tantos año había intentado y que nunca había podido acceder.
Leo toda la normativa del master, guías didácticas de todas las asignaturas y el miedo comienza entrar en mi cuando descubro que la asistencia es obligatoria y me encuentro a 593 kilómetros. Pero vi una luz a final del túnel cuando descubro que existe la posibilidad aunque no la facilidad de no realizar la evaluación continua y conseguir otra forma de evaluación de la parte práctica. Empiezo a escribir a todos los cargos existentes del master y nadie me da una respuesta clara…
Últimas horas del plazo de matriculación a 593 kilómetros realizo mi matrícula, nadie ni nada iba a romper mi meta que tan cerca estaba teniendo. Dos meses después conozco por unas horas la ciudad que a duras penas colocaba en el mapa, hablo con los profesores y veo las cosas un poco más fácil. Menos de 48 horas para absorber lo que será mi universidad y la ciudad donde estudio pero también lo que está siendo mi anhelada ciudad.
Si, tenéis un compañero a 593 kilómetros. Quién sabe si esto hará que acabe recitando en primera persona al gran poeta Antonio Machado:
Antonio Machado, 1906. “Retrato”
Duro trabajo el tuyo de compatibilizar el trabajo y el máster, sólo por eso ya mereces mi admiración. Si hay algo con lo que los compañeros del Máster podamos ayudarte no dudes en pedirlo
ResponderEliminarHola Pepe, mucha suerte para ti este año! Sabemos que puede ser difícil, pero lo conseguirás! Mucho ánimo
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